El liderazgo ha de estar al servicio de la sostenibilidad de la organización y por tanto debe promover modos de vida más sostenibles, donde los valores, la creación compartida y los resultados significativos en las personas sean los pilares de su quehacer diario. Para lograr ese propósito las personas que ejercen este rol deben cuidarse para luego poder acompañar desde la escucha profunda, la delegación de poder, la toma de decisiones consensuada y la generación de confianza.
Entendemos las organizaciones como comunidades de conversación donde el diálogo se convierte en un instrumento, una experiencia de vida a partir de la cual se trasmiten valores, planifican estrategias, toman decisiones, adquieren conocimientos, tomamos conciencia de la situación, construimos proyectos comunes y se ponen en juego los vínculos entre las personas, relaciones que a la postre determinarán el acontecer de los compromisos adquiridos, los resultados esperados y las responsabilidades asumidas.
Desde esta argumentación, en la Fundación Gil Gayarre hemos articulado un dispositivo grupal que denominamos “Espacios de diálogo” donde todos los líderes de la organización (aproximadamente 25 personas) nos reunimos una vez al mes a través de una metodología concreta para conversar y dialogar sobre dificultades, conflictos, experiencias compartidas, miedos inquietudes y preocupaciones, logros y resultados satisfactorios, en definitiva construir un esquema de referencia compartido a partir del cual poder construir un sistema de liderazgo que se ocupa de lo emergente, que sea ético y que proporcione equilibrio y sostenibilidad organizacional, al mismo permita generalizar esta experiencia a otros equipos de la organización.