El compromiso de dar respuesta a las necesidades y deseos de las personas con discapacidad intelectual y a las familias, de forma cada vez más individualiza y poniendo en marcha procesos de desinstitucionalización constituye cada día un reto mayor para las organizaciones. Si tenemos en cuenta el contexto socioeconómico, en el que los recursos son cada vez más limitados, especialmente los procedentes de las instituciones públicas, se convierten en un desafío institucional al que las organizaciones debemos dar una respuesta que obtenga resultados en espacios de tiempo breve.
Conscientes de esta realidad, la Fundación Gil Gayarre, inició en el año 2019 – 2020 un proceso de reflexión estratégica en torno a la sostenibilidad económica, que se llevó a cabo con una consultoría del tercer sector, y que ha derivado en la inclusión de una línea de sostenibilidad económica y ambiental en el actual IV Plan Estratégico de la Fundación Gil Gayarre. Esta nueva línea estratégica nos ha llevado a impulsar la sostenibilidad económica como una responsabilidad que integra a todos los agentes vinculados a la Fundación, desde las personas con discapacidad intelectual y sus familias, pasando por los órganos de gobierno, el equipo directivo y a los profesionales, implicando a instituciones y empresas cercanas en el proceso; así como a que ésta sea concebida desde una perspectiva holística.
Con este enfoque, el desarrollo de alianzas y relaciones; la sensibilización dentro de la organización y en el entorno; el incremento del conocimiento de la labor que realizamos y nuestro posicionamiento en el sector de la discapacidad intelectual se ven como un proyecto global que impulsa y promueve la sostenibilidad de la Fundación.
Tras un año de experiencia, desde la puesta en marcha de la nueva estrategia de sostenibilidad, se han conseguido importantes logros y avances. Esta buena práctica puede servir de punto de partida para que otras organizaciones impulsen, así mismo, sus propios procesos de reflexión-acción.